jueves, 23 de julio de 2015

Los chinos y Venecia, en el Torcal de Antequera

Hace unas semanas, en el Torcal de Antequera, un turista francés se detenía con sorpresa ante un cardo mariano en flor (una de las especies más frecuentes de nuestros campos), y llamaba la atención de su esposa para admirar juntos aquella planta durante unos minutos, fotografiarla ufano y emitir un pequeño grito de júbilo al ver a un abejorro posarse en él y recolectar polen. La pareja se internó en el Torcal por la ruta marcada y pasó bajo unas rocas sobre las que crecían juntas la Linaria anticaria, Saxifraga biternata y Silene andryalifolia, hermosas y raras plantas únicas de los roquedos calizos del sur de España, pero sin prestarles la menor atención. Simultáneamente, un grupo de turistas chinos caminaba por Venecia cruzando el Puente de la Paja, mirando tranquilamente al mar sin percatarse de que justo detrás de ellos, en la sombra, se encontraba el pequeño y espléndido Puente de los Suspiros.

Puente de los Suspiros, Venecia, foto P. Escobar

Con estas anécdotas quiero señalar la enorme importancia que tiene el conocimiento de cara a posibilitar el disfrute de un espacio. Mis turistas franceses se hubieran deleitado con las linarias y las saxífragas, además de con el cardo, y los chinos no habrían pasado de largo delante de una de las joyas de Venecia. Los visitantes, que llegan allí porque se lo recomendó un amigo el domingo pasado, porque compraron un paquete turístico cerrado, o porque “les llevó el marido”, no saben normalmente nada del lugar y lo abandonan más tarde con un borroso recuerdo, quizás sólo un poco más vivo si ese día les picó una abeja o se quemaron con el Sol de Mayo.

Linaria anticaria, foto P. Escobar

Para posibilitar el contacto fructífero con la naturaleza se necesitan dos cosas 1) ir por el camino adecuado y 2) mirar alrededor “con las gafas adecuadas” (tomo el símil prestado): las gafas del conocimiento, ya que como dice el viejo proverbio español “el que no sabe es como el que no ve”. Los visitantes necesitan 1) senderos claramente señalados y 2) a intervalos, paneles con información concisa y sencilla que les cuente quién vive allí, por qué ese lugar merece estar protegido, en definitiva, qué maravillas se ocultan tras las piedras. La divulgación posibilita de esta manera que la gente entre en contacto con otros seres, sus vecinos de al lado, a quienes no conocen y que tienen mucho que aportar a sus vidas. La gente que sabe es más crítica, más sensible, más responsable y más respetuosa... Y no sólo con la naturaleza.

Torcal de Antequera, Málaga, foto P. Escobar

5 comentarios:

No se olvide poner carteles "Prohibido Recoger Plantas"

Qué flor más hermosa!!!! Y qué foto!!!!

La divulgación es clave para que los profanos podamos entender la maravilla que tenemos delante:esa son las gafas que tomamos prestadas.muy bueno.

Gracias por vuestros comentarios! :-)

Me ha encantado el artículo. Gracias.

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