domingo, 27 de julio de 2014

Las Raíces de las Riquezas de Kew, en BBC Radio 4

Los botánicos y amantes de las plantas estamos de enhorabuena: uno de los jardines botánicos más importantes del mundo se ha aliado con una de las emisoras más relevantes para contarnos cómo la botánica se ha desarrollado como ciencia durante los últimos 250 años. Estoy hablando de Kew Gardens y la BBC. El resultado es una apasionante miniserie totalmente imprescindible. En "Plants: from roots to riches" de BBC Radio 4 podemos disfrutar de entrevistas y paseos por el jardín y sus espectaculares colecciones científicas, todo contado en BBC English. Una verdadera delicia. Os dejo el link aquí.

viernes, 18 de julio de 2014

El cardo sin pinchos y la existencia de Dios

La perfección y la belleza de la naturaleza inspiraron a mediados del siglo XIII al teólogo medieval Tommaso d’Aquino (más conocido entre nosotros como Santo Tomás de Aquino) dos de sus famosas Quinque Viae (o “Cinco Vías”, los cinco argumentos con los que quería probar la existencia de Dios desde una perspectiva racional). Estoy hablando, en concreto, de la cuarta y quinta vías, según las cuales la existencia de Dios se puede deducir por el creciente orden y belleza de los seres naturales, y porque la naturaleza obra con finalidad.

 Tommaso d’Aquino

La belleza y la perfección de la naturaleza son admirables, sin duda. Pero mucho más interesante que la perfección de la naturaleza es, posiblemente, su imperfección y su falta de propósito. De aquí parte el capítulo VI de El Origen de las Especies, de Darwin (1859), donde se propone una idea verdaderamente revolucionaria: la evolución toma “lo que hay” y lo modifica una y otra vez, erráticamente, para adaptarlo al medio cambiante. Lo que antes era útil puede dejar de serlo, y la función de un órgano puede mutar con el tiempo dando lugar a situaciones un tanto absurdas. En efecto, cuando uno mira detalladamente a su alrededor descubre fácilmente que si bien la naturaleza es ciertamente bella, su diseño puede ser bastante deficiente. Cualquier alumno de segundo curso de ingeniería industrial quizás lo hubiera hecho mejor. Y si no me creen, mírense los pies y digan: ¿cuántos animales de locomoción bípeda, además de nosotros, son plantígrados? No hay muchos, ¿verdad? Está claro: ser plantígrado no es precisamente la mejor manera de andar a dos patas que hay. Lo siento pero todo apunta a que provenimos de alguna especie ancestral que se dedicaba a hacer el mono por los árboles.

Charles Darwin

Volviendo a Creta, la naturaleza allí ha tenido oportunidad de hacer de las suyas. La semana pasada hablábamos del gordolobo espinoso (Verbascum spinosum), único en su género y endémico de Creta. Hoy hablaremos de otra curiosísima planta: Ptilostemon chamaepeuce, una especie que habita en roquedos más o menos verticales, con sus tallos alargados y sus cabezuelas de flores rosadas, y sus largas hojas suspendidas grácilmente en el aire. Me llamó poderosamente la atención por su gran belleza, pero cuando logré identificarla la sorpresa fue mayúscula: ¡un Ptilostemon! Les explico el porqué de mi sorpresa con una sugerencia: si tienen un botánico a mano, pídanle que les traiga un Ptilostemon de su próximo viaje a tierras del Mediterráneo. Verán cómo arruga la nariz con desaprobación. Pues bien, esto se debe a que casi todas las especies de Ptilostemon que existen son ferocísimos cardos. Y con esto me refiero a que poseen espinas muy largas y lignificadas, con lo cual es mejor no arrimarse demasiado. Un despiste con uno de estos cardos puede costar un doloroso pinchazo, o a lo peor, un ojo a un herbívoro. Pues bien, la Ptilostemon chamaepeuce que me encontré en Creta es completamente inerme, salvo por unos apéndices agudos residuales que ornan las brácteas de sus hermosas cabezuelas florales rosadas.

Ptilostemon chamaepeuce by Flowers of Ymittos

Los otros Ptilostemon producen sus espinas con un coste energético muy alto, invirtiendo gran cantidad de recursos en protegerse de los herbívoros con un pesado arsenal. En un medio expuesto a la acción de las cabras esta inversión es sobradamente rentable, ya que las especies inermes serán invariablemente eliminadas. Pero en un medio ambiente vertical, a salvo de los grandes herbívoros, las espinas no son más que un costoso adorno. Por eso la selección natural actuó en su contra y las hizo desaparecer rápidamente. Así que estoy en la isla de los pinchos, donde uno de los peores cardos ha perdido sus espinas. Ahora, contéstenme: ¿quién se divirtió entonces poniéndoles pinchos a los gordolobos y a los arces y quitándoselos a los cardos?

Aquí tenéis un link a la mayor experta en Cardueae, que además, es paisana.

viernes, 11 de julio de 2014

La Isla de los Pinchos

Tras una breve pausa, retomamos nuestro paseo semanal por el mundo de las plantas. Hoy os voy a llevar a un secarral lleno de pinchos. Fascinante, ¿no? No dejéis de leer aún: me gustaría enseñarle a los no iniciados por qué un pedregal seco y espinoso es una maravilla de la naturaleza que hay que conservar.

Las vacaciones de verano me han llevado este año a Creta, y mientras mis compañeros de viaje celebraban el centenario de El Greco en las sombreadas calles de Heraklion, yo tenía mi primer contacto con una de las formaciones vegetales más interesantes del Mediterráneo Oriental: la frigana (o phrygana).

La frigana se suele describir como el equivalente oriental de la garriga o el tomillar, esto es, una formación de arbustos bajos que aparece de manera natural en condiciones muy adversas para la vida, como pedregales o crestas rocosas expuestas al viento; aunque también se extiende de forma secundaria a lugares donde la vegetación está degradada y los árboles y grandes arbustos no se pueden desarrollar debido a la pérdida de suelo. Aparece típicamente como etapa de degradación de los bosques tras incendios, particularmente en zonas sujetas a la acción de los pastores de cabras.

Frigana (phrygana) en Creta. En flor: Genista acanthoclada

En contraposición a la garriga, dominada a menudo por la coscoja (Quercus coccifera) o el tomillar, donde los elementos dominantes son las labiadas aromáticas como Thymus o Sideritis, la frigana es más bien una comunidad de arbustos almohadillados espinosos que no superan los cincuenta centímetros de altura y que no es nada recomendable atravesar en pantalones cortos y sandalias. Recuerdan a los piornales espinosos de las Sierras Béticas, pero se desarrollan no sólo cerca de las cumbres sino también a menores altitudes, bajando hasta el mismo litoral. Con fisionomía muy parecida pero diferente composición de especies, la frigana aparece típicamente sobre calizas (el tipo de roca dominante en el levante), pero también sobre esquistos e incluso en los arenales costeros.

La frigana está sometida a fuerte presión ganadera desde hace miles de años, normalmente por ganado caprino, así que cualquier cosa que se parezca a una hoja verde es devorada inmediatamente. La presión selectiva contra las formas de crecimiento inermes (esto es, carentes de espinas) es brutal, y literalmente, todo en la frigana es espinoso, tóxico o tiene un desagradable sabor amargo. Este es su principal atractivo para el naturalista. La frigana es un laboratorio de la evolución donde las formas espinosas alcanzan una diversidad extraordinaria. Plantas que en cualquier otra parte son inermes desarrollan en Creta potentes aparatos de espinas axiales lignificadas, pues las cabras son capaces incluso de acabar con los cardos. Además, una serie de plantas de crecimiento grácil y tallos filiformes, como de alambre, se desarrollan entre las espinas a salvo de las cabras, sin dar sombra a sus feroces protectoras.

Frigana (phrygana) en Creta. Euphorbia acanthothamnos

Las especies más frecuentes a media altitud pertenecen a muy diversas familias pero tienen todas un aspecto muy similar, como almohadas espinosas, hábito que mantienen incluso libres de presiones bajo cultivo. Dominan una curiosísima rosácea, Sarcopoterium spinosum y una ahulaga, Genista acanthoclada. Más allá, Verbascum spinosum (sí, un gordolobo arbustivo y espinoso) y Stachys spinosa (sí, también Stachys es un arbusto espinoso por aquí), además de la Euphorbia acanthoclada. Aquí, hasta las achicorias pinchan (Cichorium spinosum). Si subimos en altura aparecen rápidamente especies de Astragalus espinosas parecidas a nuestro Astragalus nevadensis, como A. creticus. Al bajar hacia la costa, sobre arenas, domina la impresionante Centaurea spinosa, endemismo del Egeo. Como veis, los poco imaginativos nombres de estas especies hacen referencia a su carácter pinchoso, en latín y griego. Entre las espinas, se refugian de los herbívoros especies gráciles como Asperula rigida o Vicia cretica

Frigana (phrygana) en Creta. Stachys spinosa

La frigana es además una de las comunidades más ricas en especies de todo el Mediterráneo. Durante el mes de Abril, uno puede encontrarse gran cantidad de plantas anuales y geófitos en flor, muchos de ellos endémicos. Tulipanes silvestres, fritillarias, lirios, hipéricos... Jahn y Schönfelder (1995), en su Exkursionsflora für Kreta, contabilizan de 100 a 130 especies por 200 m2. Este patrón de alta diversidad y elevado endemismo ( = muchas especies, únicas de Creta) es extensible también a los animales de la frigana, y así, multitud de especies de escarabajos, mariposas, arácnidos, lagartijas son únicos también. Es como estar en un jardín botánico. No, mejor aún: es la naturaleza silvestre. Un verdadero tesoro... Entre los pinchos.